Urkulu Landetxea: Escapada al norte

Cada año en torno a estas fechas solemos hacer alguna escapadita que nos ayuda a coger energías renovadas de cara a los meses de invierno y de paso celebrar mi cumpleaños :-). Siempre elegimos destinos en los que estemos en contacto cercano con la naturaleza ya que no hay mejor estación que ésta para disfrutar de ella.

Así que este fin de semana hemos pasado unos días inolvidables en la casa rural Urkulu Landetxea en Guipúzcoa, en pleno parque natural de Aizkorri-Aratz y a un paso del embalse de Urkulu. Un entorno realmente increíble y en una casa rural de esas en las que te hacen sentir como en casa nada más entrar.

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Desde el momento en que llegamos a Urkulu Landetxea supimos que era un lugar especial. Para empezar el entorno es simplemente espectacular, un valle rodeado de montañas con bosques de robles y castaños; praderas verdes en las se reparten bonitos caserios y desde donde lo alto se divisa el embalse de Urkulu. Lo dicho, belleza en estado puro.

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Encontré la casa rural Urkulu Landetxea por casualidad, cuando buscaba hace unas semanas un alojamiento cercano a Vitoria-Gasteiz, y la verdad que no puedo estar más contenta con el descubrimiento. La casa está regentada por Monica y Fernando, una pareja encantadora que junto con sus dos niños se lanzaron hace poco más de dos meses en esta aventura. Y tal y como ellos nos contaban no pueden estar más contentos con este nuevo giro en sus vidas. Esta actitud y el cariño que ponen en hacer sentir a cada huésped como en su propia casa han hecho que nos marchemos guardando un precioso recuerdo de nuestra estancia aquí, y con muchas ganas de repetir!.

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Además es sin duda el lugar perfecto para ir con niños, aparte de tener un amplio espacio donde poder corretear libremente, subirse en una casita de árbol, columpiarse, jugar al ping-pong o futbolín, no os podéis ni imaginar la cara de Sofía al ver la cama elástica! Bueno, la que todo niño pondría, verdad?! Y esa misma cara se repitió cuando descubrió la piscina climatizada; sí,sí! habéis leído bien! Ah! Y los más futboleros de la casa estarían más que felices con el mini campo de fútbol!

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Tanto las zonas comunes como las habitaciones estaban decoradas con muchísimo gusto y esmero. Muebles recuperados y otros traídos de distintos rincones del mundo que han sido mezclados con mucho acierto y que aporta esa calidez que buscas en un alojamiento rural.

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Tuvimos muchísima suerte y el norte nos recibió con un sol espléndido y un tiempo inmejorable. Así que nos calzamos zapatos cómodos y nos fuimos enseguida a explorar la zona.  Acompañados de Cala, la preciosa perrita de la casa con la que Sofía hizo muy buenas migas, recorrimos el sendero hasta el embalse de Urkulu.

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Por el camino nos topamos con ovejas súper fotogénicas ;-), castaños, vacas pastando, pequeñas iglesias, y bonitos senderos dentro de un paraje natural precioso.

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Después del paseo nos pegamos un buen chapuzón en la piscina, descorchamos una botella de Rioja y acabamos la noche charlando y jugando al futbolín ;-). Mejor imposible!

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Y a la mañana siguiente al despertarnos nos encontramos con este espectáculo… Magnífico, verdad?

Fue sin duda un fin de semana perfecto para desconectar y disfrutar en familia de los pequeños placeres de la vida. Y lo mejor de todo que nos sentimos como en casa fuera de casa. Volveremos seguro!