Si planeas visitar La Rioja en otoño, uno de los mejores planes que puedes hacer en familia es disfrutar de la vendimia. Una experiencia para aprender y conocer todo sobre el vino.

Visitar La Rioja en época de vendimia es como visitar Venecia en Carnaval o Sevilla en la Feria de Abril. La encontramos en su máximo esplendor: sus campos repletos de viñedos se tiñen de tonos rojizos y anaranjados; las calles huelen a leña y a uva recién pisada; las setas acompañan cualquier plato y si tienes suerte encontrarás ambiente festivo en alguno de sus pueblos.

Cuando comencé a organizar la escapada a La Rioja vi que en algunas bodegas organizaban las llamadas Vendimias en Familia. Una actividad dirigida a familias con niños donde se recoge la uva para después pisarla y hacer el mosto, y suele ir también acompañada de una cata de vinos para los mayores.

Siempre había querido visitar una bodega, a mí me encanta el vino (con el pipiripipí, con el pipiriripipá…jeje) pero siempre me había parecido un plan para hacer sin niños, sobre todo porque para ellos debe ser bastante aburrido. Así que ésta me parecía la actividad perfecta para todos, ellos aprenden como se hace el vino de una forma amena y nosotros luego lo catamos ;-).

Es precisamente de lo que hablaba este mes en el artículo de planes de Kiva Magazine, intentar buscar actividades donde no solo los niños se diviertan sino que también aprendan algo nuevo de una forma lúdica, y más aún si se hace en contacto con la naturaleza.

La temporada de vendimia es variable cada año, dependiendo del tiempo que haya hecho, suele comenzar a mediados de septiembre y se extiende a lo largo de dos o tres semanas como mucho, así que la actividad se reduce a un par de fines de semana al año y suele ser muy demandada. De hecho cuando llamé para reservar dos semanas antes estaba todo lleno, tuve suerte de apuntarme en lista de espera y conseguir plaza casi en el último momento. Así que, ¡acordaros de reservar con tiempo!.

Elegimos la bodega Eguren Ugarte porque es una bodega con solera, con más de 40 años a sus espaldas, y porque está al lado de Laguardia, otro pueblo que queríamos visitar. La actividad comenzó con la visita a las cuevas de la bodega, 2 km de túneles subterráneos excavados donde pudimos conocer donde almacenan sus vinos los clientes más exclusivos y donde después se reúnen en sus “txocos” con familiares y amigos. Recorrer este interesante laberinto repleto de botellas entre polvo y telarañas es posiblemente una de las partes más divertidas para los niños.

Tras explicarnos las diferentes variedades de uva y la forma idónea de cortarlas, bajamos al viñedo a recolectar la uva.  Aquí es cuando Olivia decidió que era el momento perfecto para echarse una siestecita la aire libre a espaldas de papá :-), mientras nosotros entramos en calor cortando los racimos hasta llenar suficientes cajas de uva para poder completar las cubas.

Después nos remangamos los pantalones, y ¡a pisar!, yo tampoco me resistí a subirme a la cuba, todo una novedad para mí! Decir que después de esta experiencia admiro aún más como lo hacían antes, porque os aseguro que después de un rato es súper cansado, por no hablar de lo fresquitos que se te quedan los pies. La recompensa: el mosto tan dulce que salió de ahí. ¡Estaba buenísimo!

Tras la cata de vinos para los mayores y un rico (y merecido) almuerzo, continuamos la visita a las salas de barricas y envasado. En definitiva, fue una experiencia muy completa donde aprendimos un montón de cosas interesantes en torno a la elaboración del vino y en concreto sobre esta bodega.

Ésta fue la guinda final a nuestro fin de semana en La Rioja. Aquí te cuento los lugares que visitamos y donde nos alojamos en esta bonita región.

Y ahora, que disfrutéis mucho los que os vayáis de puente estos días. Feliz fin de semana!