Vacaciones en La Toscana: Roma

Bueno, pues ahora que hemos dejado atrás las Navidades y todos nos sentimos un poco más desanimados, por eso de que enero es un mes frío y gris (y su famosa cuesta) y porque no hay ningún día festivo a la vista, es el momento ideal para pensar en las vacaciones de verano!. Sí! Aunque parezca que aún quedan muchos meses por delante, nunca es pronto para comenzar a pensar en destinos, reservar vuelos y alojamiento. Los sitios bonitos suelen llenarse pronto y muchas veces ahorraréis dinero si reserváis con tiempo, sobre todo en vuelos y coches de alquiler. Además, planear unas vacaciones siempre te da una dosis de entusiasmo y emoción, perfecta para estos días de invierno. ¿O decidme, soy la única impaciente que reserva vacaciones en enero? 😉

Llevaba ya tiempo queriendo escribir un post sobre nuestras vacaciones en la Toscana hace algo más de un año. Primero porque Italia es uno de mis destinos favoritos y segundo porque disfrutamos tanto de esas vacaciones que me gustaría compartirlo por aquí por si a alguien le puede servir de ayuda o inspiración.

Para que no se haga muy largo y pesado lo dividiré en varias partes: Roma, la Toscana y Florencia, que fue la ruta que seguimos.

Hoy os hablaré de Roma, la ciudad eterna. Así que, si queréis acompañarme… ¡Bienvenidos a bordo!

Antes de nada aclararos que no voy a contar nada sobre monumentos históricos ni visitas imprescindibles en Roma, todos sabemos que es una ciudad donde el arte se respira por cada esquina, y seguro encontrareis esos detalles en cualquier guía de viaje. Además necesitaríamos por lo menos una semana entera si queremos visitar todos estos lugares. Tanto Ricky como yo habíamos visitado Roma con anterioridad y nos habíamos dedicado a visitar los imprescindibles.

En esta ocasión nuestra idea era empaparnos del ambiente de la ciudad durante un par de días, y al viajar con Sofía teníamos que ir a un ritmo más relajado. Sin visitas obligadas, colas, ni caminatas interminables.

Como ya os contaba aquí, reservamos nuestro alojamiento con airbnb y elegimos el animado barrio del Trastevere. El apartamento fue una gran elección, después de mirar en varios hoteles me di cuenta que por el mismo precio podíamos tener un espacio mucho más amplio e incluso disfrutar de un mini jardín en el centro de Roma. Fue nuestro pequeño oasis en la ciudad donde disfrutamos de desayunos al aire libre y Sofía tenía su espacio fuera para jugar. Sin duda repetiría. Aquí tenéis más detalles sobre él.

Nada más aterrizar dejamos las maletas y nos fuimos directos al Coliseum, si hay un monumento famoso en esta ciudad es éste, y sí o sí hay que visitarlo, por mucho turista que haya. Es también el mejor lugar para introducir la historia de Roma a los niños, a todos les encanta escuchar relatos sobre gladiadores y leones. Y por los alrededores está lleno de ellos ;-), aunque Sofía no acababa de entender porque no estaban luchando.

A la hora de comer regresamos al Trastevere, accesible facilmente en tranvía, y donde a parte de tiendas bonitas con encanto por cada rincón, es posiblemente el mejor barrio para comer en Roma. Está repleto de heladerías, restaurantes, algún que otro parque infantil y un mercado local donde comprar riquísimas frutas y verduras.

Descubrimos por casualidad un bonito restaurante llamado Fish Market, con una decoración de estilo vintage donde podías elegir en su mostrador el pescado que quisieras para después cocinarlo. Me encantó este concepto de Mercado-Restaurante. Pedimos varias raciones también y todo buenísimo. Es una opción excelente para salir de la típica pasta y pizza.

Esa misma tarde nos acercamos caminando al centro de Roma, cruzando uno de los muchos puentes que atraviesan el río Tévere y llegando hasta Campo dei Fiori. Ésta es una de las principales plazas de la ciudad, animada tanto de día, con su mercadillo de flores, como de noche, cuando sus terrazas se llenan de turistas y locales.

Llegamos a Piazza Navona, otro de los enclaves más bonitos de Roma. Aquí Sofía disfrutó a sus anchas viendo a los artistas callejeros pintar sus cuadros. Esta plaza siempre está llena de vida.

Muy cerquita de allí está la Pizzería da Baffetto, eran muchos lo comentarios positivos que había leído sobre este lugar así que no nos podíamos ir de Roma sin probar una de sus pizzas. Para encontrar mesa es imprescindible llegar pronto si no quieres hacer colas interminables, la suerte de viajar con niños es que te amoldas al horario infantil y evitas las multitudes.

Doy fé que la pizza estaba muy buena, aunque con el encanto adicional de estar sentado al aire libre viendo a la gente pasear por Roma cualquier cosa me hubiera sabido a gloria.

Al día siguiente nos calzamos unos zapatos cómodos, una buena gorra y sombrero y salimos a descubrir los lugares más emblemáticos de Roma.

Otro de los favoritos de los niños ( y mayores ) es sin duda la Fontana di Trevi. Creo que ya habré tirado como veinte monedas a esta fuente y seguiré tirándolas si eso significa que puedo regresar a Roma una y otra vez.

Lo de hacerte hueco para hacer la foto sin que salgan decenas de cabezas de turistas también es posible, porque no os penséis que estábamos solas! Sólo es cuestión de encontrar un ángulo vacío y disparar rápido jaja!

Hicimos una pequeña paradita para reponer fuerzas en las ya famosas escalinatas de Piazza di Spagna para continuar nuestro camino por Via Condotti y a quedarnos ( al menos yo ) boquiabierta con las preciosuras de sus escaparates, me tuve que conformar con eso ;-).

Regresamos, agotados de tanto andar, a Trastevere donde disfrutamos más relajadamente del resto de la tarde. Sofía tuvo su momento de juegos en un parque infantil cercano, y por la noche nos divertimos viendo los espectáculos de fuego, teatro callejero y magia que transcurren en la Plaza Santa María en Trastevere. Este barrio tiene muchísima vida a todas horas y es divertido tanto para grandes como pequeños, por eso me gustó tanto.

En esta ocasión nos quedó por ver muchos otros lugares bellísimos como el Vaticano, el foro romano, el Panteón y más. Pero por una vez no me importó, lo que queríamos era vivir Roma como si fuéramos una familia romana cualquiera. Compramos productos locales como pasta fresca, verduras y parmiggiano en el mercado del barrio y cocinamos una riquísima comida en nuestro apartamento. En lugar de hacer colas para entrar en los museos, dedicamos ese tiempo a sentarnos en las plazoletas mientras saboreábamos un helado. Sofía compartió juegos con otros niños romanos en el Trastevere, y en definitiva, fue el comienzo perfecto de nuestras vacaciones.

Roma siempre deja en mí una sensación especial, tiene algo que hace que no me canse de ella. Asi que estoy segura que pronto volveremos a caminar por sus adoquines.

Y al día siguiente pusimos rumbo a los paisajes idílicos de Toscana. Si queréis continuar el viaje no os lo perdáis!

Abajo os pongo algunos datos prácticos:

Restaurante Fish Market - Vicolo della Luce 3/5. Barrio Trastevere

Restaurante Da Baffeto - Via del Governo Vecchio, 114. Cerca Piazza Navona.